Es apostarlo todo y perder la partida, tentar a la suerte y ser vencida por múltiples golpes bajos. Es decir fuertemente aquello que tienes que decir, sin miedo, sin dudas, sin titubear, y entonces retirarte con una reverencia; a pesar de los golpes, a pesar de las miradas que no se fijan en los ojos sino en la acera, es aceptar la derrota y aún así sentirte bien…, porque has luchado respetando las normas.
Tal vez una parte de mí esté decepcionada, tal vez me siento incomprendida en cierta medida; tal vez necesitaba que me salvaran, y no lo hicieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario