El remordimiento llega bajo todas las formas y tamaños. A veces es pequeño como cuando haces algo malo por una buena razón; otras es mayor como cuando fallas a alguien...
Algunos escapamos de las punzadas del remordimiento tomando la decisión correcta, algunos no tenemos tiempo para arrepentirnos porque miramos al futuro. A veces tenemos que luchar para hacer las paces con el pasado y a veces enterramos nuestros remordimientos prometiéndonos que cambiaremos nuestra forma de ser.
Pero nuestros mayores remordimientos no son por las cosas que hicimos, sino por las que no hicimos, cosas que no dijimos y que podían haber salvado a alguien que queríamos. Sobre todo cuando vemos la oscura tormenta que se precipita en su camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario