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No entiendes nada, ni lo entenderás claro. Deja de hablar de ti por un segundo, tú no me conoces, nunca te molestaste en hacerlo. Palabras que mastican la rabia y el rencor que siempre has llevado dentro. Me haces daño y te encanta. Deja de gritarme. No me des lecciones de comprensión. Deja de ser tan ridículo. No puedo creerme que me sepa la conversación entera.
No me dejas respirar, no quiero besarte.Y tú sigues con tu discurso sin importarte el oído al que descargas tu mierda, la suficiente cantidad que te permita continuar respirando. Ha pasado mucho tiempo, pasan los años y sigues aquí, en ese puto mismo punto del que no quieres o puedes salir. Dando vagas excusas para el segundo motivo y subrayando el primero. Pero ahora las cosas han cambiado y aunque no te lo creas ya no eres el centro del mundo, al menos no del mio.